Cuando se trata de dirigir la adoración en una iglesia, es importante tener en cuenta que se trata de un momento sagrado en el que nos acercamos a Dios con nuestros corazones y nuestra música. Sin embargo, a veces cometemos errores que pueden distraer a las personas y alejarlas de la verdadera adoración. Aquí te presentamos cinco errores que debemos evitar al momento de dirigir la adoración en nuestra iglesia:

Hacer que la adoración sea sobre nosotros mismos.

La adoración es un momento en el que nos acercamos a Dios, no un momento para lucir nuestras habilidades musicales o para obtener reconocimiento. El salmista David nos recuerda en Salmos 29:2 que «Atribuid a Jehová la gloria debida a su nombre; Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad». Debemos enfocarnos en Dios y en su gloria, no en nosotros mismos.

Ignorar la congregación.

Cuando dirigimos la adoración, es importante mantenernos conectados con la congregación y asegurarnos de que todos puedan participar. No debemos ignorar sus necesidades y preocupaciones, sino guiarlos en adoración y llevarlos a la presencia de Dios. Romanos 12:10 nos dice: «Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros».

Descuidar la preparación espiritual.

Antes de dirigir la adoración, es importante tener un tiempo de preparación espiritual para estar en sintonía con la presencia de Dios. No debemos simplemente llegar y empezar a tocar sin prepararnos. En Juan 4:24, Jesús nos recuerda que «Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren».

No ser sensibles al Espíritu Santo.

Cuando dirigimos la adoración, debemos estar abiertos y sensibles al liderazgo del Espíritu Santo. No debemos simplemente seguir un guión preestablecido sin prestar atención a las señales del Espíritu. En Efesios 5:18-19, Pablo nos exhorta a «ser llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones».

Ser desorganizados.

La adoración debe ser un momento organizado y bien planeado, en el que todos puedan participar sin distracciones. No debemos improvisar sobre la marcha, sino tener un plan claro y una estructura definida. 1 Corintios 14:40 nos dice: «Pero hágase todo decentemente y con orden».

En resumen, la adoración en la iglesia es un momento sagrado en el que nos acercamos a Dios con nuestros corazones y nuestra música. Para dirigir la adoración de manera efectiva, debemos enfocarnos en Dios y su gloria, mantenernos conectados con la congregación, prepararnos espiritualmente, ser sensibles al Espíritu Santo y ser organizados. Al evitar estos errores, podemos crear un ambiente de adoración poderoso que lleve a las personas a una conexión más profunda con Dios. Como líderes de adoración, es importante que tengamos en cuenta estos errores y los evitemos para poder guiar a la congregación en un momento de adoración auténtico y significativo.

En última instancia, debemos recordar que la adoración es un acto de amor y devoción a nuestro Creador. Debemos hacer todo lo posible para mantenernos enfocados en Él, guiar a la congregación con amor y respeto, y estar atentos a la guía del Espíritu Santo. Al hacerlo, podemos crear un ambiente de adoración que sea verdaderamente significativo y transformador para todos los que participan.